Hoy nos ha dejado un querido
compañero de Salamanca por acción
de ese perverso
virus que nos
tiene sumidos en la
excepcionalidad y en la parálisis de nuestra vida cotidiana.
Ha fallecido prácticamente en
acto de servicio. Estuvo sirviendo como
empleado público hasta última hora
en su
Juzgado de su ciudad. Todos los compañeros que
compartieron oficina a lo
largo de toda
su carrera reconocen en él su entrega, su sentido de servicio público
y su profesionalidad en un sector que casi nunca tiene reconocimiento y casi
siempre tiene críticas.
Desde STAJ nos unimos al dolor de
su familia, amigos y compañeros por su pérdida, y al dolor de todos aquellos
compañeros que han sufrido ya el vacío de alguna persona querida que se ha
cobrado el COVID-19, en este escenario lleno de incertidumbre, temor y rareza.
Es justo
poner en valor
y más en
estos días, la
labor que los
trabajadores de la Administración de Justicia están
realizando para mantener los servicios esenciales, máxime teniendo en cuenta
las condiciones en las que se han tenido que prestar esos servicios, sin
medidas de seguridad, sin protección. Un
trabajo silencioso, entregado
y profesional sin
el que la
sociedad no encontraría respuesta ante
la Justicia; un trabajo
que viene a
atenuar las deficiencias
técnicas y materiales que sufre
esta Administración; un trabajo sin el cual, sencillamente, no habría justicia.